"FON está construida por sus participantes, llamados 'foneros', que ponen sus 'foneras', que son sus 'routers' WiFi, en las ventanas y donan un poco de ancho de banda para que el resto de la gente del mundo se pueda conectar", afirmó Varsavsky, fundador de diversas empresas proveedoras de acceso a Internet.
China, Japón o EEUU disfrutan de esta iniciativa comercial que comenzó en noviembre de 2005 en España, desde donde FON reparte gratis estos días sus "foneras" de algo menos de treinta dólares para los latinoamericanos que viajen a sus países de origen, dada la dificultad que entraña para la empresa distribuirlas en la región.
Estos "routers" (aparatos que distribuyen los datos en las redes informáticas) particulares contribuirán a aumentar el número de usuarios de Internet en países como México, donde se estima que a finales de año se superarán por primera vez los veinte millones de internautas, o como Chile, que espera llegar en 2010 al millón de conexiones de banda ancha.
Pero FON no está solo en la batalla por crear una red sin cables en cualquier rincón de los cinco continentes, ya que más de cincuenta asociaciones de otras tantas ciudades del mundo persiguen una red WiFi gratuita, movidas, según la comunidad BuenosAiresLibre, por los valores de "cooperación, tolerancia, innovación y solidaridad".
"La idea es hacer una red paralela, no dar conexión a Internet como pueda hacer FON, sino crear una red en la que los usuarios son dueños y gestores, que ofrezca las necesidades que éstos necesitan", explicó a Efe Jaime Robles, coordinador general de redlibre.net, la "metacomunidad" de WiFi libre de España.
"Puede darse el caso -añadió- en que en un nodo de red libre haya acceso a Internet porque se deje el nodo abierto, pero el objetivo no es dar acceso a Internet, porque es ilegal. El objetivo es poderme yo conectar a esa red en mi casa o en cualquier otro sitio porque la red está ahí, es de acceso libre".
Para Varsavsky, el problema que tienen las redes WiFi libres es que, al no establecer una conexión entre el que dona y el que recibe, termina muchas veces con mucha gente que quiere WiFi y muy pocos que contribuyen.
"Lo que hace Fon es que se venda más ancho de banda, porque para ser 'fonero' se necesita primero ser cliente" de algún proveedor, asegura el empresario, quien apunta que su compañía "hace que la gente quiera tener ancho de banda en su casa porque ahora paga en su casa y la usa en todo el mundo, y antes la pagaba en su casa y sólo la usaba allí".
Según Varsavsky, la iniciativa de FON cuenta no sólo con la aprobación de las empresas del sector, sino también con la de ayuntamientos como el de Blanquefort (Francia), que ha comprado mil "foneras" para dar cobertura a sus 15.000 habitantes.
Como en Blanquefort, pero a mayor escala, FON tendrá en Nueva York otro de sus "puntos calientes" de acceso inalámbrico a Internet y para ello pretende distribuir antes de que acabe 2007 unas 25.000 "foneras", que harán de esta ciudad uno de los centros de su red global de conexiones.
Precisamente Nueva York es una de las ciudades que apuestan por utilizar la red WiFi libre "en caso de catástrofe", apunta Robles, quien justifica su utilidad en el hecho de que "cuando las comunicaciones fallan, los enlaces entre nodos (puntos de unión entre varias redes) son por radio y eso no cae por un terremoto o unas inundaciones".
Pero lejos de la comunicación en caso de catástrofe o del comercio electrónico, el WiFi ha transformado el mundo de los videojuegos, el modo de empleo de la red sin cables más extendido, que ha llevado, según Varsavsky, a que los niños salgan del aislamiento de sus habitaciones y jueguen entre ellos, aunque sea virtualmente. EFE
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